Misael Sánchez
En Oaxaca, el mercado laboral ofrece un complejo mosaico de tendencias que reflejan tanto la fortaleza como las tensiones inherentes a la economía estatal.
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondientes al tercer trimestre de 2024, el estado enfrenta desafíos que marcan diferencias entre géneros, sectores económicos y niveles de informalidad.
Estos factores se entrelazan en un escenario que exige atención de los sectores público y privado.
La población económicamente activa (PEA), definida como las personas mayores de 15 años ocupadas o buscando empleo, mostró un descenso de 1.1 puntos porcentuales en comparación con el mismo periodo del año anterior, situándose en un 60.6%.
Esto representa una reducción de 39,656 personas en la fuerza laboral activa, destacando una caída más pronunciada en los hombres (-33,703) que en las mujeres (-5,953). Esta disminución podría estar vinculada a la migración, el envejecimiento poblacional o una mayor incorporación al sector no económicamente activo.
Oaxaca mantiene niveles altos de informalidad laboral, con un 81.1% de los trabajadores en condiciones informales. Aunque esta cifra representa una ligera disminución de 0.4 puntos porcentuales respecto al 2023, sigue siendo un área crítica. En el caso de las mujeres, la informalidad fuera del sector informal aumentó, mientras que en los hombres se observó una ligera reducción en el sector informal tradicional. Esto podría deberse a un cambio en las dinámicas laborales impulsadas por el acceso a mayores oportunidades en sectores estructurados.
Los sectores primarios, como la agricultura, ganadería y pesca, registraron un incremento significativo de 39,549 personas ocupadas, representando el 32.3% del total de ocupados. En contraste, el sector terciario, que incluye comercio y servicios, experimentó una caída de 20,483 empleos. Este cambio podría reflejar una adaptación de la población a las oportunidades económicas disponibles, aunque también evidencia los efectos de la desaceleración en el consumo interno y el turismo.
El aumento de la tasa de subocupación, que pasó de 14.5% a 16.1%, es otro indicador preocupante. Esto implica que más personas desean trabajar más horas de las que actualmente laboran. Los datos muestran que quienes trabajan menos de 15 horas semanales aumentaron significativamente, lo que resalta la precariedad laboral y la necesidad de empleo de calidad.
Las cifras dejan en evidencia las diferencias de género en el mercado laboral. La tasa de participación económica masculina es del 78%, casi el doble que la femenina (46.3%). Sin embargo, las mujeres lideran el incremento en empleos formales, con un alza del 1.6% en comparación con una variación mínima entre los hombres. Este fenómeno sugiere un potencial desaprovechado en la fuerza laboral femenina que podría ser transformado con políticas públicas dirigidas.
El panorama laboral de Oaxaca subraya la necesidad de políticas públicas integrales que atiendan tanto la capacitación laboral como la formalización del empleo. Asimismo, el enfoque debe dirigirse a diversificar los sectores económicos, potenciar la participación femenina y generar incentivos para reducir la informalidad.
La ENOE no solo ofrece una instantánea estadística, sino un llamado a la acción para encaminar los esfuerzos hacia un mercado laboral más equitativo y sostenible, capaz de responder a los desafíos y aprovechar las oportunidades que Oaxaca presenta.