SANDRA ROLDÁN
Oaxaca, Oax., 18 de abril de 2025 — Mientras el reloj avanza sobre el Viernes Santo y las calles de Oaxaca resuenan con los ecos del Viacrucis y la solemnidad de la Pasión de Cristo, las playas del estado permanecen abarrotadas de visitantes.
En una dualidad única que fusiona lo sagrado y lo festivo, más de 100 mil turistas nacionales e internacionales disfrutan del periodo vacacional en los principales destinos turísticos de la entidad, en un ambiente de gozo, reflexión y derrama económica sin precedentes.
De acuerdo con el último reporte emitido por la Secretaría de Turismo de Oaxaca, se espera que, del 14 al 27 de abril —periodo que abarca Semana Santa y Pascua—, los destinos de mayor afluencia: Ciudad de Oaxaca, Bahías de Huatulco y Puerto Escondido, reciban un total de 234 mil 301 visitantes, generando una derrama económica estimada en mil 97 millones de pesos.
Esta cifra confirma la relevancia del turismo como motor esencial del desarrollo económico y social de la entidad.
Durante esta Semana Santa, particularmente en estos días santos, las Bahías de Huatulco han sido un imán para el turismo nacional e internacional. Playas como Tangolunda, Santa Cruz, La Entrega, Maguey, Punta Arena y Conejos lucen repletas de familias y grupos de amigos que buscan descansar en las aguas del Pacífico, mientras disfrutan de la hospitalidad oaxaqueña.
La Secretaría de Turismo proyecta que este destino reciba a más de 62 mil visitantes, con una ocupación hotelera superior al 86 por ciento y una derrama de 544 millones de pesos.
En Puerto Escondido, el ambiente es igualmente vibrante.
Las playas de Carrizalillo, Zicatela y Playa Principal son escenario de actividades recreativas y deportes acuáticos. Se calcula que más de 78 mil turistas arriben a este destino, generando una derrama de 168 millones de pesos y una ocupación hotelera cercana al 73 por ciento.
La capital oaxaqueña no se queda atrás.
La Ciudad de Oaxaca, con su riqueza histórica, oferta cultural y gastronomía incomparable, ha recibido hasta ahora a más de 93 mil personas en esta temporada. Museos, templos, mercados y restaurantes están al máximo de su capacidad, mientras que las representaciones religiosas, como la Procesión del Silencio, siguen congregando a cientos de feligreses.
La derrama económica en la ciudad asciende a 385 millones de pesos, con una ocupación hotelera de más del 62 por ciento.
Pero además del disfrute turístico, Oaxaca ha sido, como cada año, tierra de fervor religioso.
Desde el Jueves Santo, cuando miles de católicos participaron en la tradicional visita de las Siete Casas, hasta este Viernes Santo, cuando las calles se convierten en escenarios del Viacrucis y de la Pasión de Cristo, la fe católica se manifiesta intensamente. Municipios como Tlalixtac de Cabrera, Santa Cruz Xoxocotlán, Ánimas Trujano, San Juan Chapultepec, Nazareno-Xoxocotlán, Santa María Atzompa, Tuxtepec, Puerto Escondido y la Villa de Etla reviven escenas de la crucifixión de Jesús con un realismo conmovedor, atrayendo tanto a creyentes como a curiosos.
Incluso los centros penitenciarios del estado participan en estas expresiones de fe, ofreciendo a las personas privadas de la libertad una oportunidad de reflexión espiritual a través de dramatizaciones de la Pasión, lo que refuerza el carácter humanista de estas celebraciones.
En este contexto, la titular de la Secretaría de Turismo, Saymi Pineda Velasco, ha reiterado el llamado a los visitantes para disfrutar de las 10 rutas turísticas, los 6 Pueblos Mágicos del estado, el Barrio Mágico de Jalatlaco, las áreas naturales protegidas y los destinos ecoturísticos, pero también ha insistido en mantener medidas de precaución y seguridad, especialmente en zonas de playa donde se reporta alto oleaje.
La autoridad estatal ha exhortado a mantener bajo constante supervisión a niños y niñas, evitar el ingreso al mar en condiciones adversas y atender las recomendaciones de protección civil emitidas en cada destino, con el fin de prevenir incidentes y garantizar que el descanso sea seguro para todos.
Así, Oaxaca se confirma como un territorio donde la fe y la festividad no se excluyen, sino que coexisten con fuerza.
En cada rincón de la entidad, la espiritualidad de la Semana Santa y la vitalidad del turismo se entrelazan para ofrecer una experiencia inolvidable, que trasciende lo vacacional y lo devocional.