Oaxaca, el corazón cultural de México, nuevamente se vistió de gala para conmemorar la festividad de Todos Santos, una tradición que rinde homenaje a los ancestros y celebra la vida en todas sus manifestaciones.
Durante este año, en la temporada de Muertos, la capital oaxaqueña experimentó una notable afluencia de turistas nacionales e internacionales, quienes acudieron a la entidad para vivir de cerca la riqueza cultural de estas fechas, transformando sus calles en un mosaico de colores, aromas y sonidos que evocan la profunda relación de sus pueblos con el mundo de los difuntos.
El gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, celebró la llegada de un gran número de visitantes y destacó el esfuerzo del gobierno estatal en revalorizar las tradiciones de Día de Muertos. Con un saldo blanco y una serie de actividades de alta convocatoria, la festividad no solo atrajo a turistas, sino que también consolidó a Oaxaca como un referente de turismo cultural en México. Entre los eventos destacados estuvo el concierto de la cantante Julieta Venegas, quien caminó entre la multitud, demostrando la seguridad y convivencia pacífica que caracteriza a la entidad. “Nada de Halloween; es Todos Santos, es de muertos,” afirmó Jara, recordando el valor de las costumbres ancestrales frente a influencias externas. La organización de comparsas y altares monumentales, así como la participación de artistas locales en múltiples espacios públicos, han sido iniciativas clave para reforzar este patrimonio vivo que, según el gobernador, solo en Oaxaca puede realizarse con tal autenticidad y trascendencia.
Víctor Cata, titular de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (SECULTA), detalló que durante los nueve días de celebración, del 26 de octubre al 3 de noviembre, la ciudad albergó más de 70 mil personas en actividades artísticas y culturales. Este año, la programación incluyó 41 eventos realizados en museos y plazas emblemáticas, destacando la participación de más de 500 artistas locales en conciertos, exposiciones y representaciones teatrales. Desde la popular música de bandas regionales hasta talleres de artes plásticas, cada actividad buscó honrar y preservar la diversidad cultural de Oaxaca. El desfile del grupo de chirimías, los tapetes de arena y los altares de los dieciséis pueblos originarios y pueblos afromexicanos en el zócalo de la ciudad ofrecieron una muestra auténtica de la cosmovisión oaxaqueña, donde la muerte es una extensión de la vida.
Por su parte, Mariel López Villatoro, subsecretaria de Turismo de Oaxaca, informó que la ocupación hotelera alcanzó un récord histórico del 94.45% el 1 de noviembre, una cifra sin precedentes que refleja el atractivo de Oaxaca para los viajeros en estas fechas. Durante la semana de festividades, la ciudad recibió 89,091 turistas, un 38% de los cuales fueron visitantes extranjeros, muchos provenientes de Asia. Esta temporada dejó una derrama económica estimada en 360 millones de pesos, lo cual representa un impulso significativo para la economía local y evidencia el papel del turismo cultural como motor de desarrollo. “Durante esta celebración, nuestras calles se visten de cempasúchil, velas y altares,” comentó López Villatoro, describiendo el ambiente festivo que envuelve la ciudad y cautiva a los visitantes, quienes encuentran en Oaxaca una experiencia única e inmersiva.
La riqueza de Oaxaca se manifiesta no solo en la afluencia de turistas, sino en la reafirmación de su identidad cultural y en el reconocimiento de sus tradiciones como un patrimonio invaluable. En cada altar, en cada comparsa y en cada pan de muerto, Oaxaca revive y enorgullece a sus habitantes, invitando al mundo entero a conocer la profundidad de su legado.
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