Anahí Sarmiento Pérez. Sociologa Rural-ASER-LITIBIO
Oaxaca representa uno de los crisoles culturales más importantes de América, con un pasado virtuoso de convivencia, los pueblos originarios de la región son un icono de lucha y resistencia por la vida.
En este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, es menester hablar sobre las nuevas formas de dominación y despojo que viven los pueblos y comunidades indígenas, quienes actualmente se encuentran frente a un nuevo modelo de acumulación económica que atenta directamente contra su integridad cultural, social y territorial, mediante el despojo.
El despojo territorial es una amenaza constante para las comunidades, promovido desde el Estado Mexicano a través de las reformas estructurales que omiten por completo a la población indígena, y que abrieron la puerta a las inversiones privadas en el territorio mexicano para la implementación de megaproyectos de diversas índoles como la construcción de carreteras, presas, hidroeléctricas, construcción de parque eólicos, así como en concesiones para la explotación minera, que omiten y violan los derechos de los pueblos indígenas contenidos en el Convenio 169 de la OIT, al imponer los proyectos en sus territorios sin contar con la consulta previa, libre e informada a la cual tienen derecho.
En Oaxaca los pueblos Zapotecasy Huaves han interpuesto recursos legales demandando el cumplimiento de sus derechos individuales y colectivos, resistiendo y defendiendo su territorio. La conformación de diferentes frentes de defensa como: la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco, la Asamblea General del Pueblo de Gui’xhi’ Ro de Álvaro Obregón, el Comité por la Defensa e Integridad Territorial de Magdalena Teitipac, así como la Coordinadora de Pueblos Unidos por la Defensa Del Agua (COPUDA) que tiene muchos años en la lucha, son muestra de la capacidad organizativa de los pueblos originarios para defender su tierra y la vida.
En otro sentido cabe mencionar que la mercantilización de las culturas originarias se ha convertido en una constante, casos como el de plagio de indumentaria que vivió recientemente el pueblo mixe ponen de manifiesto las formas de explotación que aún prevalecen para los pueblos originarios y la falta de instrumentos legales que den cobertura a su patrimonio cultural.
Aunado a eso la discriminación que se promueve desde el Estado en los procesos de impartición de justicia representan un obstáculo para el ejercicio pleno de los derechos humanos de los pueblos indígenas.