MISAEL SÁNCHEZ
La 52ª edición del Festival Internacional Cervantino en Guanajuato llegó a su fin, consolidando una vez más a Oaxaca como el corazón cultural y lingüístico de México. Durante diecisiete días, del 10 al 27 de octubre, la entidad oaxaqueña deslumbró a más de 50,000 asistentes con una muestra vibrante de sus tradiciones, música, danza, gastronomía y artes visuales. En una extensa agenda de actividades que abarcó foros icónicos como el Museo de la Alhóndiga de Granaditas y el Teatro Juárez, Oaxaca reafirmó su relevancia cultural a nivel nacional e internacional, siendo el estado invitado de honor junto con Brasil.
Víctor Manuel Vázquez Castillejos, Secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca, expresó en la ceremonia de clausura que la participación de Oaxaca en el festival es un testimonio de la riqueza cultural que habita en cada una de sus ocho regiones. “Nuestra presencia en el Cervantino no solo mostró nuestras tradiciones, sino que creó puentes entre pueblos, afianzando lazos de amistad con Guanajuato y Brasil. Como granos de maíz de una misma mazorca, nos unimos en esta celebración”, destacó Vázquez Castillejos en su mensaje.
Durante el evento, Oaxaca llevó a cabo 77 actividades artísticas, culturales, académicas, deportivas y turísticas. Entre los momentos más memorables, La Guelaguetza hizo vibrar la explanada de la Alhóndiga de Granaditas ante más de 6,000 personas, mientras que las cocineras tradicionales conquistaron los paladares guanajuatenses con más de 30 platillos regionales, como el mole amarillo de hongos de la Sierra Juárez y las garnachas del Istmo. Además, los pueblos afroamericanos de Oaxaca compartieron su música y danza, en particular con la energía vibrante del fandango de artesa, ganándose el corazón de los asistentes.
No solo el arte culinario y la danza destacaron, sino también las expresiones visuales. Cuatro exposiciones plásticas, con obras de artistas oaxaqueños como Francisco Toledo y Rufino Tamayo, atrajeron la atención de miles de visitantes, quienes apreciaron la profundidad y la diversidad de las propuestas artísticas que representan la esencia oaxaqueña.
La experiencia vivida en el Cervantino reafirma que Oaxaca es un lugar donde el arte y la cultura florecen continuamente. La despedida del festival no significa un adiós definitivo, ya que varias de las exposiciones oaxaqueñas permanecerán abiertas hasta febrero de 2025. Así, el espíritu de Oaxaca sigue vivo en Guanajuato, dejando una huella indeleble en cada rincón que tocó durante esta celebración.