En el intrincado tejido de la comunicación social contemporánea, el papel de la mujer emerge como una fuerza transformadora, desafiando los paradigmas arraigados y marcando un rumbo hacia la equidad de género en el ámbito periodístico.
La reciente reflexión de Elizabeth Álvarez Acosta, Coordinadora de Comunicación Social del Gobierno de Oaxaca, sobre este tema, ofrece una ventana reveladora hacia este panorama en evolución.
La transversalidad de la perspectiva de género se ha convertido en un pilar fundamental en la gestión gubernamental actual.
En palabras de Álvarez, la estructura paritaria del gabinete y el compromiso explícito del Gobernador Salomón Jara Cruz reflejan una determinación palpable por otorgar a las mujeres un lugar preponderante en el espacio comunicativo.
Este es un cambio no solo de forma, sino de sustancia, un reconocimiento de la valía y el aporte singular que las mujeres ofrecen en la narrativa social.
El desglose estadístico proporcionado revela un patrón alentador.
La presencia femenina en la cobertura periodística ha sido notable, con 881 entrevistas concedidas a mujeres reporteras, fotógrafas y creadoras de contenido.
Este incremento en la visibilidad no se limita únicamente a eventos puntuales; se extiende a las conferencias gubernamentales, donde 47 mujeres han participado de forma continua.
Esta representación no solo es simbólica; es un reflejo de la diversidad y la riqueza que aportan las voces femeninas al discurso público.
El espacio de los «Jueves de Gozona» emerge como un microcosmos revelador.
Aquí, 35 periodistas mujeres han tenido la oportunidad de compartir micrófonos, una evidencia más de la progresiva inclusión en este campo tradicionalmente dominado por figuras masculinas.
Sin embargo, es importante reconocer que este avance es apenas el comienzo de un camino hacia la verdadera equidad.
El desafío persiste en la conquista de roles decisivos en la toma de decisiones dentro de los medios de comunicación.
Aunque se vislumbra un progreso, la presencia femenina en puestos de liderazgo aún no refleja el potencial y la preparación que las mujeres periodistas poseen.
Este es un llamado a la acción, a una transformación más profunda en la estructura misma de los espacios informativos, donde la diversidad de perspectivas fortalezca y enriquezca el panorama comunicativo.
El compromiso proclamado por la administración no es simplemente retórica; es una señal promisoria de un cambio cultural arraigado en la esencia misma de la comunicación social.
Este compromiso no se limita a palabras, sino que se materializa en la garantía de que las mujeres comunicadoras siempre encontrarán las puertas abiertas y tendrán acceso a la información que necesiten.
En conclusión, la reflexión ofrecida por Álvarez Acosta acerca del panorama comunicativo en Oaxaca es un llamado a reconocer el avance significativo hacia la inclusión de las mujeres en la esfera periodística.
Sin embargo, es un recordatorio necesario de que el viaje hacia la igualdad de oportunidades aún demanda esfuerzos persistentes y cambios estructurales profundos.
Es hora de no solo otorgarles voz, sino de amplificarla y celebrar la multiplicidad de perspectivas que enriquecen nuestro discurso público.
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