Estaba leyendo el artículo de Carlos González Gutiérrez, publicado en Construcciones Sostenibles y dice en su inicio: Quizás el Covid19 sea un agente pasajero o quizás esté con nosotros el tiempo suficiente como para hacer modificar nuestros hábitos de vida. Estos días leía sobre la resiliencia, que es según la RAE “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.
El COVID-19 es una enfermedad que llego para quedarse, tenemos que aceptarla y adaptarnos a vivir con ella, es prioridad entonces, dimensionar las fallas que se presentan en los espacios habitables y que han permitido que el virus se propague y ante esta situación, debemos buscar soluciones y acciones para, “el cómo”, adaptarnos a esta nueva realidad o “nueva normalidad” como se le ha llamado.
En un estudio que estoy realizando, hago un análisis de los retos que se presentan
y que debemos de atender con soluciones los arquitectos: Espacios con mayor ventilación; Superficie de fácil limpieza (materiales); Mayor capacidad de aire (altura de entrepiso); Espacios con iluminación natural; Espacios abiertos de convivencia; No hacinamiento de personas; No concentración masiva de personas; Lugares de sanitización comunes; Facilidad en la movilidad; Señalización de espacios.
Para atender lo anterior, es urgente abrir debates sobre como deberán ser ahora las características mínimas de la vivienda, de las áreas comunes y de los espacios no utilizables. Intrínseca a lo anterior, será necesario el estudio de la movilidad urbana y particular, porque la sanitización del trasporte público será prioridad, realizando estudios urbanos que den prioridades a los espacios abiertos, no permitiendo concentraciones masivas.
Dentro de estos mismos retos de solución, debemos abrir debates y analizar las dimensiones mínimas habitables que maneja el Reglamento de Construcción para el Distrito Federal, 2005 aplicable en la Ciudad de México en su capítulo 2. Habitabilidad, Accesibilidad y Funcionamiento. Así como el Capítulo 3. Higiene, Servicios y Acondicionamiento Ambiental. Lo anterior, se debe a que las medidas básicas de higiene que implemento el Gobierno Federal (quédate en casa) detonaron que los espacios y dimensiones de las viviendas son inoperantes ante el confinamiento, esto no se dio únicamente en México, en otras partes del mundo también se hicieron presente esas problemáticas como lo hacer saber Carlos Gonzales en parte de su análisis:
Las dimensiones y la rigidez de los espacios:
El segundo valor son las dimensiones y la rigidez de los espacios. El 99% de la sociedad dispone de viviendas con espacios rígidos y con usos claramente asignados: salón, cocina, dormitorio, baño, etc. Es cierto que la alternativa antagónica son los loft o espacios abiertos que carecen de privacidad y que te obligan a desarrollar todas las actividades en un mismo espacio. En épocas de confinamiento no creo que sea sano a nivel mental pasar los días y las horas en una misma habitación.
Obviamente, las viviendas requieren de una revisión profunda. Desde hace años, los arquitectos ya no sabemos hacer casas debido a las presiones inmobiliarias, a la rigidez de las normativas y a las exigencias de los promotores y esto ha quedado de manifiesto en esta pandemia. Lo que ya existe se deberá mantener y readaptar, pero lo nuevo tiene que ser repensado. Quizás tengamos zonas de descompresión propias de la vivienda de dimensiones aceptables (terrazas de más de 5m2) y luego dispongamos de una serie de espacios comunes escalonados según ocupación, por ejemplo, espacios de máxima ocupación social como las piscinas, zonas de juegos (clausurables en épocas de pandemia) y un segundo nivel de terrazas compartidas entre varios vecinos (no clausurables en épocas de pandemia ya que se podrán usar de manera puntual y controlada).
¿Por qué se han cerrado las terrazas de los pisos? Sencillo, porque ni el salón ni la terraza tienen dimensiones ni de salón ni de terraza.
Esta afirmación es correcta, no podemos hablar de un espacio de 6 m2 (recamará adicional) lugar para descansar con altura de 2.20 mtrs., donde el área de ventilación será de un 17.5% de la misma. Por su parte, la ventilación será de un 5% de esa misma área de ventilación. También es preocupante ver que este aislamiento detono que hay viviendas que no cumplen con las dimensiones mínimas establecidas en el Reglamento de Construcción, que al ser obras realizada por autoconstrucción (llamada vivienda popular), estas se realizaron conforme a la economía de la gente, presentándose problemas desde su inicio al no haber una planeación en el diseño que determine acabados, regularmente son espacios denominados en obra negra.
Dentro del dimensionamiento de los espacios, deberemos los diseñadores analizar como deberán ser ahora el espacio -abierto o cerrado-. Actualmente lo cerramos por la estructura utilizada (economía), pero el confinamiento está presentando stress en la gente que está habitando el espacio. Aunado a lo anterior debemos anexar la modalidad de “trabajo a distancia” o “trabajo en casa”, actividad que viene a modificar patrones establecidos en las acciones cotidianas de los habitantes de la vivienda. Para ello, se tiene que buscar o adaptar espacios, destinar recursos para compra de mobiliario y contratar tecnología para ello.
Otro punto que debemos estudiar y analizar es lo referente a la limpieza y descontaminación de los espacios habitables y comunes (sanitización), esto, nunca se había tocado antes de la pandemia del COVID-19. El COVID-19 nos vino a decir con el confinamiento que el diseño de los espacios y lo materiales en la vivienda de interés social y popular, no eran o no son los adecuados, que tenemos que readaptar los espacios y buscar materiales óptimos para ello. Es entendible que, en la vivienda de interés social y popular, los diseños y los materiales utilizados en la construcción y en los acabados se rigen por la economía y no por le eficiencia sanitaria. Por lo tanto, se requiere acciones donde el diseñador busque alternativas de solución donde medie diseño y economía.
Sobre la descontaminación, se deberá de diseñar e instalar sistemas de descontaminación de áreas y espacios mediante el uso de ozono nebulizado o similar, presurizado y despresurizando espacios según se necesite. Creo que deberemos regresar a espacio ya perdido por el tiempo llamado Hall o también llamado vestíbulo-recibidor con control de puertas. Está área deberá de servir, como el espacio sanitizante para la vivienda en su totalidad. Para hacer la sanitización correcta, es necesario buscar asesoría con la industria encargada del ramo Salud y con investigadores epidemiológicos para determinar las mejores acciones al respecto.
Por último, el COVID-19 ha traído que debemos readaptar los espacios de convivencia y de trabajo. Este requerimiento lo ha traído el COVID-19, enfermedad que afecta las vías respiratorias, y que se trasmite en espacios donde existe gran aforo de personas. Por lo tanto, la solución que se implementó para evitar contagios fue que el trabajo se llevara a casa y ahí hacerlo “trabajo en casa”. Esta nueva modalidad trajo necesidades de modificar o adaptar espacios de fácil limpieza, con equipo y tecnología para comunicación que permitan realizar videoconferencias, hologramas, clase room, zoom, etc.
Definitivamente, el COVID-19 nos modificó y está modificando la forma de vivir, es imperativo para el arquitecto-diseñador, afrontar y buscar soluciones acordes a los tiempos, porque la vacuna contra el COVID-19 va a tardar y tenemos que seguir viviendo.
Dr. en Arq. Enrique Flores Niño de Rivera
Julio 2020
La nueva visión de la vivivenda de interes social y popular en México a raíz de la pandemia del Coronavirus (COVID-19)