Misael Sánchez
La reciente declaración del Secretario de Finanzas de Oaxaca, Farid Acevedo López, destaca la importancia de contar con un seguro catastrófico para enfrentar desastres naturales en regiones propensas a sufrir estos embates.
La inversión y estrategias destinadas a resguardar al estado ante contingencias climáticas han cobrado un rol prioritario en la gestión gubernamental.
El énfasis puesto en Protección Civil se manifiesta en la asignación de recursos significativos, superando los 150 millones de pesos destinados a emergencias.
Las aportaciones continuas, con más de 30 millones en el último año y un acumulado proyectado de 163 millones para 2024, delinean un compromiso sostenido hacia la seguridad ante desastres.
La póliza de seguro, inicialmente diseñada para cubrir únicamente sismos, fue objeto de una reciente modificación sustancial.
Ahora, abarca también la protección contra huracanes, un ajuste crucial considerando la vulnerabilidad de la región ante estos fenómenos.
La adaptabilidad del seguro catastrófico responde a la necesidad imperante de anticiparse a escenarios complejos, aprendiendo de experiencias pasadas para fortalecer la cobertura.
El enfoque estratégico de estas medidas se contextualiza en la realidad de Oaxaca, una zona expuesta a una diversidad de riesgos naturales.
El compromiso visible refleja una administración proactiva, consciente de la imperiosa necesidad de resguardar a la comunidad frente a contingencias que podrían tener impactos devastadores.
La implementación y expansión de estas políticas de protección no solo subrayan la responsabilidad gubernamental, sino que también recalcan la importancia de la prevención y la preparación ante la incertidumbre climática.
La gestión proactiva para salvaguardar vidas y bienes demuestra una comprensión clara de la necesidad de estar preparados para lo impredecible, priorizando la seguridad y el bienestar de la población.
En definitiva, el papel del seguro catastrófico en la protección de regiones vulnerables como Oaxaca no solo constituye una estrategia financiera, sino un compromiso moral y social con la comunidad.
Ante la inminencia de fenómenos naturales, la adaptabilidad y cobertura de estos seguros se convierten en un pilar fundamental para mitigar los impactos y construir una resiliencia robusta frente a la inclemencia de la naturaleza.