Estoy feliz de vivir en Oaxaca. No porque sea oaxaqueño. Lo mismo sería feliz si hubiera nacido en cualquier otro país y tuviera la fortuna de residir en Oaxaca.
Es padre, se dice coloquialmente. Quién no puede ser feliz en una entidad con una riqueza extraordinaria en sitios turísticos, en historia, en arqueología, museos y biodiversidad.
A veces, pienso, que desapegarnos un poco de lo cotidiano y disfrutar nuestra entidad es lo mejor que podemos hacer.
Le dedicamos tanto tiempo a la grilla, a la política de café, al chisme con los compañeros de trabajo que se nos olvida disfrutar de Oaxaca.
Hace ya varios años, creo que después del 2006, tomé la decisión de ya no martirizarme con las movilizaciones que se registran en la ciudad.
Por supuesto, ahora son menos. Antes se contaban por miles en los reportes de inteligencia del gobierno. Pero aún suceden.
Afortunadamente ahora las redes sociales, principalmente, nos permiten enterarnos a tiempo de que habrá un bloqueo por acá o por allá, alguna movilización. Las rutas que tomarán. Hasta la policía vial, en ocasiones, les abre el paso.
Sin embargo, también tenemos que cumplir con nuestra responsabilidad y una de ellas, por supuesto podemos obviarla, es interesarnos en la elección de nuestras autoridades municipales.
Hay elecciones, este primer domingo de junio, para que Oaxaca tenga un nuevo gobernador, diputados locales y presidentes municipales.
Considero, desde mi óptica, que la elección de gobernador tiene que ver con intereses de Estado, más elevados y que en ellos se conjugan las necesidades de diversos sectores de la sociedad.
La elección de diputados es de trámite. Cualquiera que sea electo hará lo mismo de siempre. Se van a enriquecer estúpidamente en 3 años. Gestionarán algunos recursos y terminarán por aprobar las iniciativas que les proponga el Ejecutivo.
La elección de presidentes municipales reviste mayor interés, por la cercanía que existe de la autoridad con los gobernados.
El caso más cercano, cuando menos para mí como elector, es la ciudad de Oaxaca de Juárez.
Quienes hemos visto pasar por la alcaldía capitalina a presidentes municipales emanados del PRI, también del PAN y el Partido Convergencia, seguramente ya hasta tenemos a nuestro candidato.
No está mal. Se vale. Participar en una jornada electoral, más o menos democrática y ahora hasta con candidatos independientes, es una experiencia nueva.
Los candidatos de los partidos políticos, las coaliciones y los independientes, tanto en la capital como en el resto de los municipios que eligen a sus autoridades por el régimen de partidos políticos, tienen un gran reto.
A diferencia de otros comicios. La ciudadanía está más despierta y por el bien de la democracia, es necesario que los electores decidan y que todos aceptemos a quienes triunfen, así lo hagan por un estrecho margen.
Por supuesto, habrá algunas inconformidades, cuestionamientos, denuncias ante las autoridades electorales, pero al final, son las reglas del juego y debemos apostarle a un ejercicio democrático ejemplar.
Así no solamente tendremos autoridades legítimamente electas, sino también la oportunidad de disfrutar la grandeza de Oaxaca.