+ Desde Oaxaca, con Salomón Jara en la gubernatura, se reescribe el vínculo histórico y económico del poyecto que inició Porfirio Díaz
Sandra Roldán
En el ocaso de diciembre, la historia y la economía se entrelazaron en un suceso memorable en Salina Cruz, Oaxaca.
Bajo el esplendor de la antigua estación ferroviaria, el presidente Andrés Manuel López Obrador avivó la esperanza de una nueva era al reiniciar los viajes de pasajeros y carga del Ferrocarril Interoceánico.
Acompañado por el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, López Obrador inauguró la emblemática ruta de 308 kilómetros que conecta Salina Cruz y Coatzacoalcos, marcando un paso audaz hacia la conexión de los dos gigantes océanos del mundo.
Este ambicioso proyecto, estratégico en la visión gubernamental, aspira a movilizar millones de contenedores de carga desde Asia hacia destinos clave como la costa este de Estados Unidos y Europa, estimulando así el desarrollo regional.
Este no es solo un acto de apertura de vías; es la reescritura de la historia.
En 1907, este ferrocarril nació bajo el pacto entre Porfirio Díaz y la empresa inglesa Pearson and Limited, sin alcanzar el éxito deseado debido a las limitaciones de la época.
Ahora, en un mundo transformado por el desarrollo y el poder económico de Asia, se vislumbra un potencial distinto.
El presidente destacó el contraste entre las eras, enfatizando el enorme crecimiento del comercio en Asia.
En un gesto evocativo, rememoró cómo a lo largo de la historia, desde la Colonia hasta nuestros días, líderes y gobernantes anhelaron una conexión entre el Pacífico y el Atlántico.
Sin embargo, esta empresa monumental no está exenta de desafíos.
En un entorno donde más del 80% de la tierra en Oaxaca es comunal, diversos grupos de ejidatarios han expresado su oposición.
El proyecto abarca la construcción de 12 polos de desarrollo y la rehabilitación de cuatro puertos, incluyendo Salina Cruz y Coatzacoalcos.
La revitalización del Ferrocarril Interoceánico no solo despierta la nostalgia histórica, sino que también presenta una alternativa de transporte eficiente.
Con tarifas competitivas y tiempos de viaje comparables a los servicios de autobús, el tren ofrece comodidades diferenciadas en tres clases: Turista, Ejecutivo y VIP/Gerencial.
A medida que el Ferrocarril Interoceánico retoma su lugar en el corazón de la nación, la esperanza y la incertidumbre se entrelazan.
La inauguración de la Línea Z, con el presidente a bordo del primer viaje de pasajeros, marca un nuevo capítulo en la larga historia de anhelos por conectar estos dos océanos majestuosos.
En el tejido de estos rieles resurge una promesa de desarrollo, uniendo no solo 115 municipios y 9,418 localidades en cuatro estados, sino también trayendo consigo la visión de un México enlazado y progresista.
Con septiembre de 2024 marcado como el momento de la finalización total, el Ferrocarril Interoceánico se convierte en un emblema de resiliencia, conectividad y progreso en la era moderna.