En vísperas del Día de Muertos, la ciudad de Oaxaca se transforma: en sus calles se despliega una tradición que no solo honra a los difuntos, sino que reafirma la identidad viva de un pueblo.
El Gobernador Salomón Jara Cruz lo expresó como una oportunidad para fortalecer los lazos que unen a las y los oaxaqueños, invitando a vivir la magia de la “Fiesta más Viva de Todas.”
La brisa se impregna del aroma a incienso y el aire se llena del murmullo festivo que teje la Verbena Popular Xandú, una celebración que abre los brazos de Oaxaca a propios y ajenos.
El Zócalo, epicentro de esta celebración, se convierte en una galería a cielo abierto. Por las calles, como Carlos María Bustamante y Ricardo Flores Magón, surgen módulos donde las secretarías del gobierno y el Sistema DIF Oaxaca sirven tamales y chocolate caliente sin costo alguno, extendiendo la hospitalidad oaxaqueña. Al recorrer estos puestos, Salomón Jara y la presidenta honoraria del DIF, Irma Bolaños Quijano, compartieron la esencia de Xandú con familias locales y turistas, quienes encuentran en cada bocado y en cada mirada la autenticidad de esta festividad.
Xandú es la voz zapoteca que da nombre a este festejo; su significado se extiende más allá de las palabras, encarnando un sentido profundo de pertenencia y memoria. “Oaxaca celebra el Día de Muertos en grande, con comida, comparsas y manifestaciones culturales que son un reflejo del alma de nuestros pueblos”, expresó Jara Cruz, subrayando que estas tradiciones son una invitación a que el mundo conozca y valore la riqueza de Oaxaca. Esta es una festividad que palpita con la esencia misma de la vida y la muerte, donde cada ofrenda, cada altar y cada cempasúchil es un tributo que traspasa generaciones.
Como un símbolo de esta celebración, se alza en el Zócalo la escultura de La Catrina, una obra majestuosa tallada en cantera por el maestro Patricio Santiago de Magdalena Apasco. Sus delicados detalles en gris y verde invitan a detenerse, a contemplar la finura y solemnidad con que Oaxaca rinde homenaje a sus antepasados. Es un ícono que recibe a quienes visitan la ciudad, mostrándoles que en Oaxaca, la muerte es tan venerada como la vida misma.
Las comparsas, acompañadas de música y danzas, recorren las calles, impregnando de color y alegría cada rincón de la Verde Antequera. Es una festividad que invita a reflexionar sobre el vínculo eterno que Oaxaca mantiene con sus raíces y con aquellos que partieron. En la Verbena Popular Xandú, las personas no solo recuerdan a sus seres queridos, sino que celebran el legado de quienes fueron y serán siempre parte de esta tierra.
Con cada gesto, Oaxaca abre su corazón, mostrando que la tradición no solo se preserva, sino que se vive. En este día, el Zócalo late al ritmo de la memoria y la celebración, con un llamado del gobernador Jara Cruz a todo el mundo para unirse a una fiesta que honra la vida en todas sus formas.
