- Alguna vez creí que Carlos López sería sepultado por sus propios libros, que un día lo encontraríamos entre escombros de libros. Pero nunca me imaginé que podrían ser verdaderos escombros del edificio demolido
Por Jesús Rito
Leo el artículo “Saying goodbye to a secret bookstore” de Brian Patrick Eha, colaborador de la revista The New Yorker, donde nos habla del desalojo de la librería clandestina Brazenhead Books de Nueva York.
Durante 7 años hubo un espacio para los bibliófilos que no eran amantes de los reflectores, pero sí de la buena literatura. Comenta Brian Patrick “Si parecía extraño para un librero no vender un libro en particular, era más extraño aún que la gente tomara su tienda como un lugar de reunión sin presionarlos a comprar. Sus clientes, una mezcla de jóvenes brillantes y viejos excéntricos, eran ferozmente leales.”
Un departamento convertido en librería, o quizá una librería con aspectos de departamento, que terminaron siendo desalojados en el verano de 2014, debido a la indiscreción de sus clientes, y a la fama que fue adquiriendo el lugar, motivo de algunos reportajes por ser algo inverosímil, más aún en una de las ciudades con el mayor número de grandes tiendas establecidas.
Este tema lo retomo para hablar de un caso de desalojo; no de una librería, pero sí de una Editorial que se encuentra en la Ciudad de México. Específicamente en la calle de Dr. Vertiz #185-000, de la colonia Doctores. Para los conocedores del mundo editorial en México, seguramente adivinarán que me refiero a la Editorial Praxis, que dirige el escritor y editor Carlos López, (Premio Nacional de Literatura ‘Miguel Ángel Asturias’, Guatemala, 2013), quien desde 1981, reside en esa dirección, donde estableció los talleres y oficinas de su proyecto editorial.
Carlos López es originario de Guatemala, y desde que llegó a México, se ha dedicado a la escritura, la docencia y la edición. Decenas de escritores, principalmente poetas, se han acercado a esta casa editorial buscando un espacio entre sus títulos.
La primera vez que conocí Praxis pensé que era una biblioteca pública o algo parecido; para ser las instalaciones de una editorial, imaginaba encontrarme más bien con un taller, maquinaria y algún mostrador donde un trabajador; o el mismo Carlos, me preguntaría si quiero publicar o maquilar. No fue así. Praxis es universo paralelo a las bibliotecas o a un museo. Cuadros, esculturas, libros y más libros por todos lados. Si mi memoria no me falla y los cambios no han sido tantos allí en Vertiz, desde la recepción te encontrabas con un mundo de libros y cuadros que parecían asfixiarse unos a otros, con cierto orden, porque eso sí, el buen Carlos López es un amante del orden, sin ser policía.
Aún me encontraba en la universidad, ya en los últimos trimestres de la carrera de Letras Hispánicas, cuando intenté buscar una oportunidad para conocer mejor el mundo editorial desde sus entrañas. Llegué a Praxis, me quedé esperando a Carlos varias horas, pensando que durante la mañana era el horario habitual de una oficina. Siempre me decían, “ya en un momento baja”, pensaba yo, que otra parte de la oficina estaba en la planta alta, pero en realidad ahí estaba su dormitorio, que sí era parte Praxis. Y además supe que el horario de oficina de un editor es de madrugada.
Editorial Praxis ha sido un espacio lleno de misterios, desde la cama de agua que se encontraba junto al área de diseño y edición, que más bien parece una buena puntada de decoración y la mesa de ping – pong en la sala principal, donde colocan los nuevos títulos. Praxis ha sido un lugar de reunión para los amigos, cuántas veces llegué de visita y en la cocina del taller se hacía una buena charla, todos tomando café, que nunca podía faltar; quizá alguna copa de vino.
Praxis no sólo ha sido un lugar donde salen libros editados y maquilados para ser puestos a la venta, también ha sido un espacio de aprendizaje para muchos. Algunos alumnos de Carlos López han sido parte del equipo de trabajo, para después crear sus propios proyectos. El mundo de la edición es tan amplio que es difícil abarcarlo en poco tiempo.
Infinidad de veces escuché a Carlos quejarse de los ladrones que se llevaban cuadros o libros en operación hormiga. O de aquellos ladrones nocturnos, que por no saber bien todo lo valioso que hay en Praxis, sólo sustraían computadoras o algún objeto de escaso valor. No es fácil cuidar un lugar así. Donde hasta el baño está saturado de libros y una colección de grabados con temas eróticos.
Ahora este lugar está en peligro, como lo dice el mismo director de la editorial en su carta publicada por la revista Proceso no. 2023 del 8 de agosto: “ Editorial Praxis —con 34 años de antigüedad— está sufriendo desde hace meses el cerco inmisericorde de Inmobiliaria Abec y la indiferencia de las autoridades de la ciudad de México. Con una licencia ilegal expedida por la delegación Cuauhtémoc están demoliendo el edificio que habitamos desde hace 33 años. Abec, constructora de obras en el número 189, contigua al predio 185 donde funcionamos, viola el reglamento de construcción”.
Es un asunto legal, bien sabemos que el señor López no es el dueño del inmueble, pero después de tantos años de arrendar estos espacios, además de la cantidad de cosas que posee, será difícil hacer una simple mudanza. Tanto la maquinaria, como las toneladas de acervo cultural que Praxis posee no deben costar un peso moverlas de ahí.
Alguna vez creí que Carlos López sería sepultado por sus propios libros, que un día lo encontraríamos entre escombros de libros. Pero nunca me imaginé que podrían ser verdaderos escombros del edificio demolido. Así que espero se pueda llegar a un buen arreglo, ya que sería una verdadera lástima saber que ese espacio se puede perder.
Lo que podría sugerir es que tanto el señor López, como el Gobierno del Distrito Federal asignen un nuevo espacio a la editorial en la misma delegación, donde todo ese acervo reunido por tantos años pueda estar al alcance de todos. Sólo es una simple propuesta. Abur.