Hoy termina un ciclo en el Partido del Trabajo en Oaxaca. Este día, el senador Benjamín Robles Montoya tomó posesión como comisionado político nacional en sustitución del Diputado Ing. Rafael Armando Arellanes Caballero, quien desempeñó esta labor desde el año 2012.
Durante estos casi cinco años, el Partido del Trabajo tuvo un crecimiento sostenido y logró como nunca antes, tener presencia en las ocho regiones del estado con más de 30 casas de gestión que estuvieron abiertas permanentemente.
Se incorporaron nuevas personalidades y personas que tienen simpatía y comparten la ideología del partido; se construyeron y ampliaron espacios en diferentes sitios del estado con la intención de dar atención a las demandas de la ciudadanía y no solamente en procesos electorales. Esto último, una práctica negativa de los políticos, diputados y de otros partidos políticos.
Estas oficinas funcionaron como casas de gestión social del diputado Rafael Arellanes y como oficinas municipales y distritales del partido, para atender las necesidades y peticiones de la sociedad.
Sabemos que los rezagos son inmensos en la entidad y, que por tanto no se tuvo toda la fuerza necesariamente para atender todas las demandas y necesidades ciudadanas; pero creemos firmemente que los partidos y los políticos se deben al pueblo.
Esta nueva forma de reconstruir al Partido del Trabajo en Oaxaca permitió afrontar con solidez el proceso electoral 2015-2016 en el que se eligió al Gobernador del Estado, se renovó el Congreso del Estado y 153 Ayuntamientos que se rigen por el sistema de partidos políticos.
Por primera vez en su historia, el Partido del Trabajo logró una votación que superó los 170 mil votos; tendrá tres diputados que fungirán en la LXIII Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca: Jesús Romero López, Rosa Elia Romero Guzmán y Juan Bautista Olivera Guadalupe.
El Partido del Trabajo obtuvo además el triunfo electoral en 16 municipios del estado. Destaca el triunfo en el segundo municipio más importante de Oaxaca: San Juan Bautista Tuxtepec con el candidato Fernando Dávila y en otros municipios importantes como San Pedro Pochutla, con Víctor Cruz, y Santa Catarina Juquila con Francisco Zárate. En las regiones de la Mixteca y Cañada como Zapotitlán Lagunas, San Andrés Cabecera Nueva, Tamazulapam del Progreso, Guadalupe Ramírez, San José Tenango; en la región del Istmo como Unión Hidalgo, Santa María Mixtequilla y Santo Domingo Chihuitán; en la Costa como Santiago Tapextla, Santiago Tetepec, Santa María Cortijo, Santiago Llano Grande; en Valles Centrales, San Francisco Telixtlahuaca.
Estos resultados confirman que los ciudadanos buscan otras opciones de voto, cansados de que sean los partidos mayoritarios colocan a sus familiares e incondicionales que no le han servido al pueblo. El Partido del Trabajo en Oaxaca dio un gran paso que permitirá ampliar los horizontes del pueblo con políticas municipales participativas y con una fracción parlamentaria que reforme y promueva leyes al servicio del pueblo.
La lucha del Partido del Trabajo no termina aquí, estamos convencidos que es necesario construir un nuevo modelo de país que defienda por encima de todo, las causas ciudadanas, que vele por cada uno de los intereses del pueblo, más que por los intereses de los grandes capitales y de las naciones imperialistas.
Vivimos momentos difíciles para el futuro de nuestro país. El PRI y sus aliados PAN, PRD y PVEM han impuestos reformas a nuestra Constitución que atentan contra la soberanía de México, que entregan nuestros recursos naturales a empresas transnacionales, que quitan los derechos a los trabajadores que fueron ganados durante años de lucha, que permiten el despojo de tierra y agua, que pretenden privatizar el servicio de salud, que controlan las telecomunicaciones y que despoja a los maestros y maestras de México de su derecho a la organización gremial y les arrebata sus derechos laborales.
Con el respaldo de intereses económicos transnacionales de organizaciones internacionales, con grupos empresariales del país y políticos que se enriquecen a costa de ello, han impuesto sus reformas con el uso de las armas de fuego como el peor de los sistemas dictatoriales.
Como está plasmado en nuestros documentos fundamentales, nuestro principio ético central y supremo es servir al pueblo. Nos comprometemos a servir al pueblo, pregonando con el ejemplo. Quien no vive para servir, no sirve para vivir.