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3 octubre, 2024
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Algarabía y color en el Auditorio Guelaguetza

Ni los intermitentes rayos de sol, ni la amenaza de lluvia  impidió  que miles de oaxaqueños y oaxaqueñas, así como turistas nacionales y extranjeros disfrutaran una vez más de la Guelaguetza vespertina, en la primera presentación de los Lunes del Cerro, fiesta llena de cultura y tradición que cautivó a sus visitantes.

La tarde de este lunes, la magia de las  delegaciones participantes emocionó a un público expectante y jubiloso que llenó el Auditorio Guelaguetza. Un cielo adornado de nubes cobijó la primera presentación vespertina a la que asistió el Gobernador Gabino Cué Monteagudo, acompañado de la Presidenta del Sistema DIF Estatal, Mané Sánchez Cámara y su hija Mané Cué.

La fiesta inició con la bienvenida a la edición número 83 de la Guelaguetza en voz de  la Diosa Centéotl 2015, representada por Indira Tanivet Jarquín Vásquez; los tambores y flautas resonaron, los chirimiteros animaron los corazones de más de 11 mil personas que abarrotaron el Auditorio Guelaguetza.

Las Chinas Oaxaqueñas bailaban con sus amplias faldas y coloridos rebozos, canastas de flores y adornos invadieron el escenario. Hombres elegantemente vestidos de blanco bailaban las marmotas.

San Pedro Ixcatlán mostró su bailable, los sones mazatecos se hicieron presentes. “Na´Puta Chichi” se escuchó en el Auditorio. Este pueblo perteneciente a la etnia mazateca de la región baja y a la región de alto Papaloapan, posee una tradición en sus bailables de 260 años. Listones y trenzas se movían cadenciosamente al son de las guitarras, los sombreros y rebozos en movimiento motivaron al público a seguir el ritmo de la música con aplausos.

San Andrés Solaga,  representó su tradicional “Boda Solagueña”, donde hombres y mujeres bailaron al son de la música. Los tapetes y canastos extendidos en el piso en honor a la familia de la novia. Los participantes al ritual bendicen a la nueva pareja. El ritual es compartido con los familiares en un ambiente totalmente ceremonioso, deseando la pronta llegada de los hijos.

Tlacolula de Matamoros y “La Mayordomía” daba paso a sus grandes marmotas, las señoritas portaban canastas adornadas de flores, las mañanitas en honor al Santo Cristo llegan a casa del mayordomo, maíz, cacao, guajolotes, pan de cazuela, mezcal y tortillas son compartidos con los presentes.

Los platillos de la banda de viento redoblaron alegremente esta tarde bajo los rayos de un sol amable en un Auditorio totalmente lleno.

San Jerónimo Tecóatl mostró a los visitantes la tradición de su “Bautizo Mazateco”, ceremonia llena de respeto a los invitados. Acto seguido, los asistentes bailaron el pan, chocolate, mezcal y guajolotes que son ofrendados para los padrinos por tan noble gesto.

San Pedro y San Pablo Ayutla, Mixe, aparecen al compás de una ceremoniosa melodía, los canastos con flores y jícaras, huaraches avanzando a paso lento. Los visitantes admiraron esta ceremonia en la que piden bendiciones para su bienestar en el hogar, el campo, hacia su persona y al Rey Condoy. Al término de este ritual se interpretó el Jarabe Mixe, himno de esta población de la Sierra Norte.

Los pueblos se reunieron para compartir al mundo sus tradiciones, orgullosos de sus costumbres se preparan para bailar hombres y mujeres de Asunción Ixtaltepec, quienes mostraron la forma en que se realizan las bodas en esta localidad.

Santo Tomás Ocotepec, presentó “La Aguja”, baile donde la máxima autoridad de la población es invitada por la bailarina principal que es vendada de los ojos para posteriormente prender la aguja en una persona del público.

Posteriormente Santo Tomás Mazaltepec, ofreció al público el Fandango Zapoteco, fiesta de casamiento que envolvió a las y los asistentes con el humo de copal, flores y rebozos. Los collares de bugambilia pendían de los orgullosos asistentes, un olor a flor de poleo predominaba en el escenario.  Al ritmo de la banda de viento las mujeres lucían sus faldas coloridas con señidor. La tradicional coreografía contagió al público, quienes emocionados aplaudían.

Santiago Jocotepec apareció con sus canastos, su vestimenta blanca y roja mostraba el amor a sus raíces, los hombres con machete y las mujeres con canastos danzaban coordinadamente con los pies descalzos. Al término de su presentación compartieron tlayudas y panes con las y los asistentes. Luego, las primeras notas de la nostálgica “Canción Mixteca” de José López Alavez se escuchó en el Auditorio Guelaguetza para dar la bienvenida a las y los originarios de Ciudad de Tlaxiaco: “Qué lejos estoy del suelo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi pensamiento…”

La Danza de la Pluma conquistó a las y los asistentes, San Jerónimo Tlacochahuaya se hermanó con el público con su tradicional baile. Los cascabeles vibraron en el escenario, los danzantes imponentes con sus penachos cautivaron a los espectadores.

Asimismo, las mujeres ataviadas con huipiles de colores provenientes de San Juan Bautista Tuxtepec hicieron vibrar el Auditorio con su Flor de Piña, quienes a pesar de la lluvia no bajaron su entusiasmo.

Seguido de este ritmo, se presentaron los sones llenos de picardía de San Pedro Pochutla, luego vino el Istmo de Juchitán de Zaragoza para mostrar las tradicionales “Velas” que cautivaron a las y los invitados; y para cerrar, las Chinas Oaxaqueñas invitaron al público a disfrutar de esta celebración,  precedidas del grupo de chirimiteros y tamborileros, faroleros, madrinas de monos de calenda y la banda de música que interpretaron el tradicional Jarabe del Valle.

Fue así como concluyó este primer Lunes del Cerro bajo un cielo tapizado de juegos artificiales y una algarabía en el renovado Auditorio Guelaguetza.

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