El Gobierno de Oaxaca emitió una alerta sobre los peligros que ciertos videojuegos en línea pueden representar para niñas, niños y adolescentes, tras un reciente caso que ha revelado los métodos de reclutamiento de organizaciones criminales a través de plataformas virtuales.
Este caso, denominado internamente como “Caso Free Fire”, expone la vulnerabilidad de menores que, al interactuar en estos juegos, pueden convertirse en blanco de redes de explotación y tráfico con fines criminales.
El incidente en cuestión involucra a un adolescente de catorce años de Santa Inés del Monte, Oaxaca, quien, a través de la popular aplicación de videojuegos Free Fire, fue contactado por una red criminal con base en Sinaloa. Dichas redes aprovechan la naturaleza interactiva de estos juegos —escenarios de guerra en tiempo real— para acercarse a menores, quienes, atraídos por el anonimato y el entretenimiento, pueden ser fácilmente manipulados. En este caso específico, el menor fue convencido de abandonar su hogar y trasladarse hacia Mazatlán, Sinaloa, bajo la promesa de un empleo y un apoyo económico continuo.
El modus operandi de estos grupos criminales destaca un patrón preocupante: suelen iniciar contacto con los menores durante la madrugada, cuando estos no cuentan con supervisión adulta, y luego logran pasar a una comunicación más privada mediante plataformas como WhatsApp y Facebook. El menor oaxaqueño, tras aceptar las invitaciones de estos contactos en línea, fue guiado en un recorrido de más de 1,700 kilómetros. Fue la alerta temprana de sus familiares y la tecnología de geolocalización en su teléfono lo que permitió a la Fiscalía del Gobierno del Estado, en colaboración con autoridades en Sinaloa, localizar al joven y evitar que fuera integrado en las actividades de explotación de esta red criminal.
El Gobierno de Oaxaca advierte que este tipo de acercamientos no se limita a Free Fire, sino que también se ha detectado en otros juegos altamente populares como Call of Duty, Roblox, Minecraft y Grand Theft Auto. Estos juegos suelen permitir interacciones en tiempo real y, aunque en sí mismos no representan un peligro, la posibilidad de establecer contacto entre jugadores desconocidos y sin supervisión convierte a los menores en potenciales objetivos. De acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, un 54% de menores mexicanos accede regularmente a juegos en línea, con una media de uso de dos horas al día, generalmente a través de dispositivos móviles. Este tiempo, en el cual muchos adolescentes interactúan sin control parental, amplifica el riesgo de ser blanco de organizaciones delictivas.
Este caso ha motivado a la Fiscalía a hacer un llamado a las familias para que supervisen la actividad en línea de sus hijos y mantengan diálogos abiertos sobre los riesgos de compartir información personal en estas plataformas. Además, los expertos aconsejan activar controles parentales y configurar las opciones de seguridad en juegos y redes sociales, ya que estas medidas pueden reducir el riesgo de interacciones peligrosas.
El Caso Free Fire deja en claro que la conectividad digital, aunque esencial en el mundo actual, también trae consigo desafíos significativos para la seguridad de las y los menores. La Fiscalía exhorta a la comunidad a permanecer alerta y a fomentar una cultura de protección digital que prevenga situaciones de riesgo para las juventudes oaxaqueñas y mexicanas.
