14 noviembre, 2025
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Vivir cuesta más, sobrevivir también: INEGI

Vivir cuesta más, sobrevivir también: INEGI

Octubre se cerró con cifras que no admiten consuelo. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó su boletín mensual sobre las Líneas de Pobreza por Ingresos, y lo que allí se lee no es una simple actualización técnica. Es el retrato de un país que, pese a sus avances, sigue midiendo la vida en gramos de arroz, litros de leche y kilos de carne que muchos no pueden costear.

En el ámbito rural, el umbral de pobreza extrema por ingresos se fijó en 1,844.15 pesos mensuales por persona. En el urbano, la cifra asciende a 2,450.01. No es una diferencia menor. Es el reflejo de dos Méxicos que conviven en tensión: uno que sobrevive con lo justo y otro que paga más por lo mismo. El cálculo, como cada mes, se basa en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), y contempla el valor monetario de la canasta alimentaria mínima indispensable.

La inflación general anual fue de 3.6%, una disminución respecto al año anterior. Pero en los hogares, esa cifra se traduce en decisiones cotidianas: dejar de comprar carne, reducir el consumo de leche, evitar comer fuera. En zonas rurales, el aumento de precios en alimentos fue de 2.9%; en las urbanas, de 4.3%. El bistec de res, por ejemplo, subió un 19.4% en ambos ámbitos. La leche pasteurizada, un 8.6%. Y los alimentos consumidos fuera del hogar, un 7.5%. Son porcentajes que no se discuten en los mercados, pero que se sienten en cada compra.

El boletín también detalla los productos con mayor incidencia en el alza de la canasta alimentaria. En el campo, además de la carne, destacan los alimentos preparados y la molida de res. En la ciudad, la leche y los alimentos fuera del hogar marcan la diferencia. La línea de pobreza por ingresos, que incluye bienes y servicios no alimentarios, se ubicó en 3,411.88 pesos rurales y 4,759.91 urbanos. Quien no alcanza esas cifras, queda fuera del acceso a lo básico.

El documento del INEGI no se limita a mostrar precios. Expone el entramado técnico que sostiene la medición de la pobreza: fórmulas, coeficientes, variables, elasticidades. Pero detrás de cada número hay una historia. La de una madre que ajusta el menú semanal. La de un joven que deja de estudiar por falta de recursos. La de un adulto mayor que vive con menos de lo que cuesta un kilo de queso fresco.

La actualización de octubre también incluye los rubros no alimentarios que presionan el gasto: cuidados personales, educación, cultura, vivienda y servicios de conservación. Porque la pobreza no es sólo hambre. Es también falta de acceso a lo que permite vivir con dignidad.

Desde julio de 2025, el INEGI asumió la responsabilidad de generar estas líneas de pobreza, antes a cargo del Coneval. Lo hace con rigor técnico y cobertura nacional, diferenciando entre ámbitos rurales y urbanos. Pero más allá de la metodología, lo que queda es la evidencia: en México, el costo de vivir sigue siendo alto. Y el de sobrevivir, aún más.

Redacción de Misael Sánchez / Reportero de Agencia Oaxaca Mx

 

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