MISAEL SÁNCHEZ
La noche cayó sobre la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, bañando con su manto de estrellas uno de los eventos más esperados del Festival Internacional Cervantino.
El escenario se encendió con la presencia imponente de cuatro talentosas voces oaxaqueñas: María Reyna, Natalia Cruz, Silvia María y Ana Díaz, quienes, acompañadas por la Banda Femenil Mujeres del Viento Florido, ofrecieron un espectáculo inolvidable, titulado «Oaxaqueñísimas».
El concierto «Oaxaqueñísimas» no fue solo una presentación musical; fue una celebración de la diversidad y riqueza cultural de Oaxaca.
Las cuatro artistas, con estilos y trayectorias distintas, unieron sus talentos en un repertorio que incluyó desde tradicionales sones istmeños hasta composiciones contemporáneas, pasando por la música de la Mixteca y la Sierra Norte.
Cada interpretación fue un viaje por las raíces de Oaxaca, que resonó en cada rincón de la histórica explanada.
María Reyna, con su voz de soprano y su formación operística, llevó a los asistentes por una travesía de emociones intensas y profundas.
Natalia Cruz, con su carisma y energía, conectó con el público a través de canciones que celebran la vida y la cultura de su tierra natal.
Silvia María y Ana Díaz, con sus voces dulces y potentes, armonizaron en una fusión de tradición y modernidad que cautivó a todos los presentes.
La Banda Femenil Mujeres del Viento Florido, originaria de Tlahuitoltepec, fue la columna vertebral del concierto.
Su energía y precisión dieron vida a cada canción, demostrando por qué son una de las bandas más respetadas y admiradas en el ámbito de la música tradicional mexicana.
Cada acorde, cada ritmo, fue una celebración de la fuerza y resiliencia de las mujeres indígenas de Oaxaca.
La puesta en escena fue un despliegue de creatividad y modernidad.
El uso de luces y proyecciones visuales acompañó las interpretaciones, creando una atmósfera mágica que transportó al público a los paisajes de Oaxaca.
La elección de la Alhóndiga de Granaditas como escenario no fue casual: este emblemático sitio histórico, testigo de la independencia de México, se convirtió en un símbolo de la lucha y preservación de la identidad cultural.
El concierto «Oaxaqueñísimas» fue más que una muestra de talento; fue un recordatorio del poder transformador del arte y la cultura.
A través de sus voces y su música, María Reyna, Natalia Cruz, Silvia María y Ana Díaz, junto con la Banda Femenil Mujeres del Viento Florido, lograron crear un puente entre Oaxaca y Guanajuato, conectando a dos de las regiones más ricas en patrimonio cultural de México.
El Festival Internacional Cervantino, conocido por ser un crisol de culturas y expresiones artísticas, se enriqueció con la participación de estas artistas oaxaqueñas. «Oaxaqueñísimas» no solo realzó la noche guanajuatense, sino que también subrayó la importancia de preservar y celebrar nuestras raíces.
En una era donde lo global y lo local se entrelazan, eventos como este nos recuerdan que la identidad cultural es un tesoro invaluable que debemos proteger y promover.
Este concierto, sin duda, quedó grabado en la memoria de todos los asistentes, no solo por la calidad musical, sino por el mensaje de unidad y diversidad que transmitió.
En el corazón de Guanajuato, Oaxaca brilló con luz propia, dejando una marca indeleble en el Festival Cervantino y en la historia cultural de México.
