SANDRA ROLDÁN
Guanajuato, Gto.— En el marco del Festival Internacional Cervantino 2024, la Orquesta Primavera de Oaxaca ofreció un majestuoso concierto en la histórica Plaza San Fernando, logrando una fusión única entre la riqueza musical oaxaqueña y el sinfonismo contemporáneo.
La presentación contó con la participación estelar de los destacados intérpretes de la Guelaguetza, @Rodrigo Petate oficial, Paola Hersan y Jacinta Fuentes, quienes deslumbraron al público con su talento y conexión con las raíces culturales de su tierra.
El concierto, parte de la programación central del Cervantino, representó una ventana hacia la diversidad musical de Oaxaca, donde las tradiciones indígenas y los sonidos mestizos convergieron en un espectáculo vibrante.
Rodrigo Petate, reconocido por su poderosa interpretación de piezas del Istmo de Tehuantepec, abrió la noche con conmovedoras interpretaciones, estableciendo un tono nostálgico que resonó entre los presentes.
Por su parte, Paola Hersan, una de las voces femeninas más aclamadas de las últimas ediciones de la Guelaguetza, cautivó al público con su interpretación de La Llorona, logrando una fusión perfecta entre la melancolía de la pieza y la potencia instrumental de la orquesta.
La Plaza San Fernando se llenó de una atmósfera mágica, donde cada nota reflejaba la profundidad emocional de la tradición oaxaqueña.
El clímax de la velada llegó con la participación de Jacinta Fuentes, joven promesa de la música oaxaqueña, quien cantó con una energía que emocionó a todos los asistentes.
Su voz clara y vibrante, respaldada por los arreglos magistrales de la Orquesta Primavera, transformó el concierto en una celebración colectiva de la identidad oaxaqueña.
La participación de Oaxaca en el Cervantino 2024 subraya la relevancia de sus tradiciones culturales en el escenario internacional, destacando no solo por la riqueza de su folklore, sino también por su capacidad de renovarse y dialogar con otras expresiones artísticas.
La Orquesta Primavera, bajo una dirección apasionada y precisa, demostró una vez más su versatilidad, al integrar géneros tradicionales con el lenguaje sinfónico contemporáneo.
Con una plaza abarrotada de locales y turistas, el concierto de Oaxaca en el Cervantino dejó una huella imborrable, reafirmando el papel de la música como un puente entre culturas y como un vehículo para preservar y reimaginar la tradición.
