Misael Sánchez
Este 4 de octubre de 2024, la parroquia de San Francisco de Asís en Oaxaca se convirtió una vez más en escenario del emblemático Topetón, un ritual que simboliza el encuentro histórico entre San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, líderes espirituales de dos de las órdenes religiosas más influyentes del cristianismo: los franciscanos y los dominicos.
La ceremonia, encabezada por la orden dominica, revive el abrazo fraterno que los dos santos intercambiaron a finales del siglo XII, cuando ambos compartieron una visión común de humildad y servicio.
Aquel encuentro se interpretó como un gesto de profunda unidad entre dos enfoques religiosos distintos pero complementarios, marcando el inicio de una alianza espiritual que aún resuena en las comunidades católicas.
En esta fecha, el Topetón cobra un significado especial, pues no solo evoca una herencia histórica, sino que reafirma la convivencia y la cooperación que ambas órdenes han mantenido a lo largo de los siglos.
Mientras las imágenes de los santos se aproximan en procesión, el ritual se desarrolla en la parroquia, entre cantos, oraciones y fervor religioso, recordando a los presentes que la fe también es encuentro, diálogo y hermandad.
La fusión de San Francisco de Asís con San Juan en esta tradición oaxaqueña aporta una capa de sincretismo, en la que la figura del santo de los pobres se entrelaza con la espiritualidad local.
De esta forma, el Topetón no es solo una representación de un abrazo entre santos, sino un testimonio de la continuidad de la fe en un mundo cambiante.
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