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16 noviembre, 2024
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Estado

Salomón Jara: Hasta Siempre, Presidente!

Misael Sánchez
Con una mezcla de nostalgia y admiración, el gobernador Salomón Jara recordó momentos históricos vividos junto al presidente Andrés Manuel López Obrador, en lo que fue su última visita a Oaxaca antes de concluir su mandato.
Este adiós simbólico estuvo lleno de emoción y gratitud, sellando un vínculo profundo entre el presidente y el pueblo oaxaqueño, un legado que no se borrará con el paso del tiempo.
Desde los inicios de su relación, Salomón Jara ha caminado al lado de López Obrador, no solo en la geografía física de Oaxaca, sino también en el recorrido de ideales compartidos.
La relación que inició en 1989 durante el primer congreso del PRD, ha estado marcada por una constante lucha por la justicia social y el bienestar de las comunidades más desfavorecidas.
Jara recuerda con detalle cómo acompañó a López Obrador en su «Éxodo por la Democracia», una caminata de mil cien kilómetros desde Tabasco hasta la Ciudad de México, un símbolo de la perseverancia y compromiso que caracterizan al presidente.
En esta última visita, el presidente no llegó con las manos vacías. Entre los momentos más significativos estuvo la inauguración de caminos rurales que conectan comunidades históricamente marginadas. Obras que, en palabras del gobernador, representan «la visión del presidente de impulsar el desarrollo de Oaxaca».
López Obrador, con su habitual cercanía a la gente, supervisó personalmente la carretera Mitla-Tehuantepec, una infraestructura que beneficiará a más de ochenta mil personas en trece comunidades.
Este esfuerzo por concluir proyectos de infraestructura, abandonados por administraciones anteriores, se convierte en un símbolo de su gobierno, un sello imborrable que resonará en la memoria colectiva del estado.
El recorrido del presidente no solo fue físico, también fue emocional. En cada encuentro con la gente, López Obrador dejó una marca indeleble, una huella de calidez humana que, según Jara, pocas veces se ha visto en un líder.
El gobernador, emocionado, confesó que nunca había sentido «ese calor humano» como el que experimentó cuando el presidente le dio un abrazo grande y fuerte en Guelatao, un gesto que sintetiza la relación afectuosa y genuina que López Obrador ha mantenido con Oaxaca a lo largo de su mandato.
El adiós a López Obrador no fue un adiós definitivo, sino un «hasta siempre».
Para el gobernador y los oaxaqueños, el presidente no solo es un líder que se retira a su finca en Palenque, sino un hombre que deja una profunda impronta en la historia del estado.
«No le dijimos adiós, sino hasta siempre, presidente», expresó Jara con voz emocionada.
La metáfora de un camino que continúa, no solo en términos de infraestructura, sino en el legado de justicia social y esperanza que López Obrador ha dejado, se convierte en el eje central de su despedida.
Este recorrido culmina en la obra de caminos artesanales que quedará como uno de los proyectos inacabados por conflictos agrarios, pero que, según Jara, seguirán adelante como parte del compromiso asumido.
Los cinco municipios que quedaron en pausa por estos problemas tendrán su respuesta, pues «el curso está para continuar la obra por parte del presidente», dejando en claro que el legado de López Obrador no termina con su mandato, sino que continúa en cada proyecto que se sembró durante estos seis años.
La despedida no fue solo para el presidente. En esta visita, Oaxaca recibió también a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien se comprometió a seguir construyendo sobre la base sólida que dejó López Obrador.
Con la misma energía, supervisó la inauguración de importantes proyectos, como el camino de Benito Juárez en la Sierra y el tren Maya, que conectará a Cancún con Mérida, y que marcará un nuevo suceso en el desarrollo del sureste mexicano.
En palabras de Jara, López Obrador no es solo «el mejor presidente de la historia de México», sino un hombre que cambió la forma de hacer política, un líder que nunca dejó de caminar al lado de su pueblo, desde los rincones más humildes hasta las altas esferas del poder. Al concluir su mandato, no se va solo; se lleva consigo el cariño y la gratitud de millones de mexicanos, especialmente de aquellos que, como los oaxaqueños, vieron en su gobierno una luz de esperanza en tiempos oscuros.
Así, entre huaraches artesanales, caminos que conectan comunidades y un abrazo que quedará en la memoria de todos, López Obrador deja Oaxaca, pero su presencia, su legado y su lucha seguirán caminando con el pueblo.

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