+ México ocupa el quinto lugar a nivel mundial en obesidad, con un alarmante crecimiento proyectado para el año 2030.
La influencia de la familia en los hábitos alimenticios va más allá de lo que solemos pensar. Desde el uso de la comida como consuelo emocional hasta su empleo como premio o castigo, las prácticas alimenticias se forjan principalmente en el entorno familiar. Por ello, es importante tener conciencia de estas conductas y enfatizar en la importancia de una alimentación correcta y nutritiva, en lugar de usarla para satisfacer necesidades emocionales o sociales.
Según La Federación Mundial de la Obesidad, México ha experimentado un crecimiento alarmante de la obesidad en las últimas décadas. El país se sitúa en el quinto lugar a nivel mundial, con 21 millones de mujeres (41%) y 15 millones de hombres (31%) afectados por esta condición. Proyecciones indican que para el año 2030, aproximadamente el 36.8% de la población mexicana padecerá obesidad, con un incremento anual del 1.6%.
La Dra. Fátima Margarita Rodríguez Dávila, médica cirujana y especialista en obesidad, destaca que, “es crucial que toda la familia se involucre y acompañe en la adopción de conductas saludables. No solo se trata de promover una alimentación adecuada y la práctica de ejercicio físico, sino también de colaborar en la prevención de posibles problemas de salud a largo plazo”.
La obesidad está estrechamente ligada a enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la hipertensión y problemas cardíacos. Esta condición, de origen multifactorial, requiere una atención integral que abarque diversos aspectos. De tal manera que las emociones también han surgido como un factor crucial en el desarrollo del exceso de peso, ya que muchas personas recurren a la comida como una forma de hacer frente al estrés, la tristeza o la ansiedad, llegando a experimentar lo que se conoce como hambre emocional.
De acuerdo con la especialista, “sin importar cuáles sean las emociones que conducen a los pacientes a comer en exceso, el resultado final suele ser el mismo, llevando al cuerpo a un ciclo poco saludable, en donde se generan alteraciones en la salud, así como en el ámbito hormonal, psicológico y hasta mecánico.”
Actualmente existen fármacos que controlan el hambre y evitan los antojos sin generar dependencia, funcionando como un complemento de una dieta balanceada y un aumento de la actividad física. La pérdida de peso en compañía proporciona una motivación que trasciende lo individual.
Es fundamental abordar la obesidad de manera multidisciplinaria, teniendo en cuenta no sólo los aspectos físicos, sino también los emocionales y psicológicos. La familia juega un papel crucial en este proceso, ya que sus hábitos alimenticios y de estilo de vida pueden influir significativamente en el peso y la salud de sus miembros.
El 4 de marzo, Día Mundial de la Obesidad, representa una oportunidad valiosa para promover un entorno familiar que fomente el bienestar integral de todos sus miembros.