Sandra Roldán
Hace apenas un año, el actual gobierno recibió no solo la batuta del poder, sino también una cartera repleta de proyectos inconclusos y obras a medio terminar.
¿El legado del anterior mandato? 131 proyectos que proclamaron estar finalizados, aunque la verdad cruda revela que 119 de esos aún yacen en un estado de abandono, con detalles pendientes y una ejecución que dista enormemente de lo proyectado.
Las cifras, crudas y directas, señalan un desvío de 253 millones de pesos en los últimos meses, sumado a un endeudamiento del estado por 3.5 mil millones de pesos.
Entre los segmentos más afectados por esta saga de incongruencias, figuran 15 proyectos de infraestructura, inicialmente valuados en 1.5 mil millones de pesos, ahora enredados en problemas por fallos en el diseño o ejecución.
¿Qué área sufrió el embate más severo? La infraestructura básica, el tejido esencial de una sociedad. La lista es variada y desoladora: 12 proyectos de electrificación, 38 de pavimentación, 24 techados, 13 edificios municipales y otros 13 espacios deportivos se encuentran en el limbo, varados entre la promesa incumplida y la necesidad latente.
El caso del Centro Cultural Álvaro Carrillo es paradigmático.
Inconcluso e inoperante, este monumento se ha convertido en un símbolo no de arte y cultura, sino de desidia y negligencia.
Ante este panorama, las acciones se perfilan hacia el terreno legal: denuncias penales y quejas administrativas se alzan como los primeros pasos hacia una resolución.
Por instrucciones del mandatario, se promete una conclusión a este desatino una vez se cierren estos procesos, con plazos fijados para enero o, a más tardar, marzo.
La Avenida Símbolos Patrios también se encuentra en el foco de atención. Detalles pendientes como la semaforización siguen pendientes, una imagen que contrasta con la visión original.
El Circuito Interior, apenas en sus primeros compases, busca resurgir desde la reposición de la tubería sanitaria en la calle Francisco Zarco. Un proyecto que, lamentablemente, implicará un gasto adicional de casi 29 millones de pesos sobre el presupuesto original.
El Centro de Convenciones o Foro Huatulco, una ambiciosa visión convertida en una disonancia palpable entre lo proyectado y lo erigido.
En una reciente reunión con la directora de Fonatur, se vislumbra la posibilidad de recuperar terrenos circundantes para rescatar el proyecto original.
De lo contrario, este centro seguirá siendo un eco vacío, inoperante y carente de su esencia.
La lista de agravios no termina allí. Puerto Escondido también guarda sus secretos, con obras inconclusas en la avenida Oaxaca, la arteria principal de la zona.
Sin embargo, entre las sombras de esta problemática se atisba una luz de esperanza: la promesa de concluir todas estas obras, una orden directa que desvela la determinación de revertir este panorama desolador.
Entre las hazañas en medio del caos, resaltan la conclusión de Casa Quetzal y Casa de Alas, refugios rescatados de la demora, donde niñas y niños habitan ahora en condiciones dignas.
Son destellos de esperanza en un horizonte que, por momentos, parece sumido en la oscuridad de la desidia gubernamental.
En suma, el desafío es mayúsculo: subsanar los errores del pasado, enderezar el rumbo de obras maltrechas y, sobre todo, restituir la confianza en la capacidad de ejecución del gobierno.
En la balanza entre la promesa y la realidad, la ciudadanía espera con anhelo el desenlace de este enredo de concreto y expectativas rotas.