Misael Sánchez
El Gobernador Salomón Jara Cruz, en su Primer Informe de Resultados, despliega una visión política que se arraiga en la base del movimiento social que le llevó al poder.
Ante el Auditorio Guelaguetza, trasciende las meras cifras para presentar un relato que teje esperanza, transformación y una urgente reparación histórica para las comunidades indígenas y afromexicanas.
Es un discurso impregnado de compromiso, donde la promesa de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo cobra vida en cada palabra.
La narrativa del Gobernador se erige sobre un principio clave, la inclusión del pueblo como actor principal en las decisiones gubernamentales.
Es un llamado a la cohesión social, sustentado en un humanismo mexicano profundo y la premisa de que el bienestar colectivo parte de atender primero a los más desfavorecidos.
En este discurso, se destacan dos propuestas titulares. Primero, la reivindicación económica del Sur-Sureste de México y, segundo, la firme apuesta por la seguridad ciudadana.
La primera, reflejada en un Oaxaca que, por vez primera, se alza como modelo de crecimiento y desarrollo, impulsando una zona del país históricamente relegada.
La segunda propuesta aborda la seguridad, con acciones enfocadas en contener el aumento delictivo y fortalecer las instituciones para garantizar justicia y protección.
Sin embargo, el gobernador va más allá y promueve activamente la erradicación de la violencia contra mujeres, adolescentes y niñas, un compromiso arraigado en el tejido social y territorial.
Esta declaración de intenciones no es meramente retórica, es una llamada a la acción, a trabajar desde la base para lograr un cambio real.
El tono del discurso refleja un balance tangible, un año de gobernanza que desmonta esquemas establecidos, mostrando que es viable trabajar desde la comunidad, con transparencia y cercanía, sin ostentaciones y con las puertas siempre abiertas para todos los ciudadanos.
El compromiso de Salomón Jara Cruz se articula como un vínculo directo con la historia de Oaxaca, un lugar que ha sido testigo y actor de las transformaciones sociales en México.
Su promesa de seguir recorriendo cada rincón del estado, cumpliendo palabra por palabra, subraya su determinación por un gobierno auténticamente popular.
En última instancia, su discurso es un llamado a la colaboración, a sumar esfuerzos por una Oaxaca más equitativa, segura y próspera.
Es un llamado que trasciende las palabras, invitando a todos a ser partícipes activos en la construcción de un futuro más justo y sostenible para la entidad.
