MISAEL SÁNCHEZ SARMIENTO
En lo profundo de la Mixteca oaxaqueña, en el municipio de San Simón Zahuatlán, a más de 200 kilómetros de la capital, las vidas de sus habitantes están tejidas, como los sombreros de palma que tejen, con hilos de esperanza y desafíos inmensos.
La visita del gobernador Salomón Jara, quien también estuvo aquí en en el 2009, con el Presidente Andrés Manuel y en el 2018 y el 2019, como aspirante al gobierno estatal, es una esperanza para los habitantes de la comunidad.
Luego de visitar San Juan Ñumi, el mandatario llegó a este pueblo, para después avanzar a Santos Reyes Yucuná, en un periplo que empezó en 2 municipios de la Cuenca del Papaloapan y que, en los próximos 30 días, le permitirá visitar y apoyar a los 100 municipios más pobres de Oaxaca.
Por lo pronto, la administración del gobernador Salomón Jara ya autorizó una inversión superior a 5.2 millones de pesos, para realizar acciones de Piso firme; Equipamiento de escuela; Mobiliario y equipo escolar; Autosuficiencia alimentaria; Tarjetas Margarita Maza (sujetos a validación de expediente); Asistencia a grupos prioritarios y comedores populares; Capacitación de policías municipales; Educación ambiental y capacitación en manejo de animales domésticos; así como Capacitación para el trabajo.
Y por si fuera, el presidente municipal también replicará algunas obras que aumentarán el número de beneficiarios del programa “Atención a Municipios Territorios Bienestar”.
Frente a la autoridad municipal y los lugareños, Salomón Jara fustigó a los gobiernos corruptos que abandonaron por décadas a San Simón Zahuatlán.
Y es que este pueblo, como otros 99 municipios, ha sido golpeado por la pobreza extrema y alberga historias de resiliencia y lucha diaria.
En cada hogar, las familias enfrentan obstáculos que parecen insuperables.
La falta de empleo y oportunidades económicas se ha convertido en un peso constante que amenaza con socavar sus sueños.
La migración a los Estados Unidos, más que un fenómeno cultural, es una necesidad.
El deseo de una vida mejor se mezcla con la tristeza de las necesidades básicas sin cubrir.
Aquí, la escasez de agua potable es una herida abierta que arde en el corazón de San Simón Zahuatlán.
Sobra decir que aquí, la carencia de servicios básicos ha dejado marcas profundas en la comunidad, sumiendo a sus habitantes en una lucha desigual contra la enfermedad y la adversidad.
En medio de esta realidad desgarradora, el gobierno ha decidido tomar medidas audaces para cambiar el destino de San Simón Zahuatlán y otros 99 municipios pobres de Oaxaca, donde la inversión superará los 2,660 millones de pesos.
Consciente de la urgencia de la situación, el gobierno de Salomón Jara ha puesto en marcha un plan ambicioso para revertir las carencias sociales y mejorar la calidad de vida de estas comunidades.
Las promesas se vuelven acción cuando las autoridades comienzan a desplegar recursos y personal dedicado a este propósito noble.
Los servidores públicos del gobierno llegaron a San Simón Zahuatlán con la determinación de construir un futuro mejor.
Las herramientas en sus manos se convierten en símbolos de renovación y progreso.
Hay esperanza, a pesar de la experiencia que vivió en 1995 la comunidad de Santa María Ixcatlán, también entre las más pobres de México y que fue visitada por el ex presidente Ernesto Zedillo para señalar que allí se comprobaría el fracaso o el éxito de la política social de su gobierno. Al final, el fracaso fue rotundo.
La infraestructura, que ha sido olvidada durante demasiado tiempo, también se convierte en el lienzo sobre el cual se trazarán nuevas oportunidades.
Las carreteras que una vez fueron un camino sinuoso y polvoriento hacia la desesperanza ahora está transformado en un camino rural pavimentado que no sólo conduce al pueblo, sino también al desarrollo.
La electricidad, que antes era solo un sueño fugaz, ahora iluminará las noches oscuras de todas las viviendas de San Simón Zahuatlán.
El progreso se considera que llegará poco a poco con las nuevas políticas que instruyó la administración de Jara Cruz.
A medida que el gobierno trabaja incansablemente para mejorar las condiciones de vida en San Simón Zahuatlán y otros 99 municipios pobres de Oaxaca, las voces de la comunidad se elevan.
El coro de sueños compartidos y esperanzas renovadas se expande por los valles y las montañas de la Mixteca.
La transformación es un proceso lento y arduo, pero las semillas del cambio ya han sido sembradas en San Simón Zahuatlán.
La comunidad, empoderada por el apoyo gubernamental y la solidaridad de otros, se prepara para construir un futuro más próspero.
En medio de la tristeza y la adversidad, San Simón Zahuatlán se convierte en un testimonio vivo de la fuerza del espíritu humano.
En cada rincón, se respira la determinación de dejar atrás la pobreza y la desigualdad.
La historia de San Simón Zahuatlán y los otros 99 municipios pobres de Oaxaca es un recordatorio de que el cambio es posible.
A medida que el gobierno y la comunidad trabajan juntos, se enciende una llama de esperanza que ilumina el camino hacia un mañana más próspero.
Y en ese mañana, los habitantes de San Simón Zahuatlán encontrarán una nueva realidad, una en la que la pobreza extrema ya no defina sus vidas, sino que sea solo un recuerdo lejano de su valiente pasado.
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