Al iniciar el segundo trimestre de 2023, el balance de la inversión pública federal parece positivo en Oaxaca:
a) Se inaugurará este año la supercarretera Oaxaca-Puerto Escondido.
b) Entrará en operación la red ferroviaria Salina – Coatzacoalcos.
c) El Corredor del Istmo de Tehuantepec ejecuta proyectos de construcción de obras, y
d) Se construirán 10 parques industriales.
A ello se suma la inversión del gobierno federal para la operación de los parques eólicos de Iberdrola, en el Istmo.
La operación de muchas empresas en la región, de entrada, provoca entusiasmo por la generación de empleos en Oaxaca.
Aunque las principales inversiones se prevén sean extranjeras y nacionales, sería importante que desde el Estado se planeara un esquema fiscal que beneficie a Oaxaca, pues por lo general, la gran empresa establece su domicilio fiscal en la Ciudad de México y, al final, la entidad termina con más afectaciones que beneficios.
Aquí es donde los especialistas, quienes operan los programas de atracción de inversiones, así como las instituciones laborales, económicas y fiscales, deben favorecer la llegada de capitales, pero también el ingreso local.
No hay que olvidar que la operación de nuevas empresas en la región, enfrentarán una serie de conflictos e intereses que sólo pueden solucionarse a través del diálogo, siempre encabezado por el gobierno oaxaqueño.
Y los conflictos van a estar allí, por lo que no puede ser un trabajo gratuito el de las instituciones, sino de reciprocidad a fin de que los inversionistas paguen impuestos en Oaxaca, lo cual no solamente se traduciría en mejores ingresos locales, sino también en más participaciones federales, una demanda añeja de Oaxaca, en el marco del nuevo federalismo.
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